domingo, 1 de abril de 2007

LA CANASTA DE FERRÁNDIZ


La sección de baloncesto del Real Madrid jugaba una eliminatoria de Copa de Europa a mediados de los 60. El equipo español viajaba a Varese con la consigna de sacar algo positivo y si no era posible, de traerse los mínimos puntos en contra para sentenciar en la capital. El partido contra el Ignis anduvo igualado durante los cuarenta minutos, llegándose a los últimos segundos con el marcador empatado. Entonces, el entrenador madridista Pedro Ferrándiz pidió tiempo muerto a falta de cuatro segundos.

Los blancos solo tenían a 5 jugadores disponibles, ya que el resto habían sido eliminados por faltas, incluyendo a su pívot titular Clifford Luyk. Del quinteto superviviente, la mayoría estaban cargados de faltas y se preveía una prórroga complicada, en la que los merengues tendrían difícil salir ilesos sin un saco de puntos en contra. En ese instante, la privilegiada mente de Ferrándiz entró en acción…

El Madrid sacó el balón de banda y Alocén anotó en su propia canasta por orden de su entrenador, perdiendo así solamente de dos puntos. Los árbitros no tuvieron más opción que concederla pese a lo extraño de la jugada. Todo el público celebró la canasta que daba la victoria a su equipo, pero a los pocos instantes se dieron cuenta de la maniobra del conjunto blanco, y el enfado provocó que los visitantes tuvieron que salir del campo con protección policial.

En la vuelta, el Ignis acabó sucumbiendo ante el poderío de los merengues, que así consiguieron solventar esta difícil eliminatoria. A partir de entonces, las canastas en propia dejaron de ser permitidas, por lo que “la canasta de Ferrándiz” como es conocida, será la única para siempre.

No hay comentarios: