Nadia Comaneci supo retar a la humanidad demostrando que la perfección existe. Desde los 6 años que fue descubierta por Bela Karolyi haciendo piruetas en el patio de su colegio, uno de los mejores entrenadores de Rumania, comenzó a forjarse la leyenda de la mejor gimnasta de la historia.
El colofón a su exitosa carrera se produjo en las Olimpiadas de Montreal de 1976 logrando 5 medallas, 3 de ellas de oro. Con 14 años, 1.50 de estatura y 40 kilos de peso realizó una de las actuaciones individuales más brillantes que se recuerdan en la historia. Por primera vez en unos Juegos Olímpicos una gimnasta tuvo el honor de obtener una puntuación de 10 por parte de los jueces. Lo logró en barras paralelas asimétricas. Durante su carrera obtuvo este privilegio más de 20 veces, dejando unos registros en la gimnasia deportiva muy difíciles de igualar.
Como curiosidad, quedó para el recuerdo, el momento en el que el marcador reflejaba un 1.0, ya que no estaba preparado para registrar dos dígitos, ya que se creía imposible que se produjera una ejecución totalmente perfecta.
La fama a tan corta edad no fue buena consejera para Comaneci, que aunque fue capaz de dejar destellos de su calidad en ciertas competiciones que ganó, no tuvo una larga carrera como deportista, retirándose a los 22 años después de varias lesiones. Las dificultades en su país durante la dictadura de Ceaucescu, hicieron que Nadia tuviera que emigrar a Estados Unidos, siendo acogida como ciudadana americana.
Un final deportivo prematuro para una gimnasta, que siempre tendrá un lugar de privilegio en el universo de las estrellas mundiales del deporte. Una mujer que fue capaz de demostrarle al mundo que la perfección es posible a base de esfuerzo y trabajo, llegando a la cima de este deporte consiguiendo el tan ansiado 10.
El colofón a su exitosa carrera se produjo en las Olimpiadas de Montreal de 1976 logrando 5 medallas, 3 de ellas de oro. Con 14 años, 1.50 de estatura y 40 kilos de peso realizó una de las actuaciones individuales más brillantes que se recuerdan en la historia. Por primera vez en unos Juegos Olímpicos una gimnasta tuvo el honor de obtener una puntuación de 10 por parte de los jueces. Lo logró en barras paralelas asimétricas. Durante su carrera obtuvo este privilegio más de 20 veces, dejando unos registros en la gimnasia deportiva muy difíciles de igualar.
Como curiosidad, quedó para el recuerdo, el momento en el que el marcador reflejaba un 1.0, ya que no estaba preparado para registrar dos dígitos, ya que se creía imposible que se produjera una ejecución totalmente perfecta.
La fama a tan corta edad no fue buena consejera para Comaneci, que aunque fue capaz de dejar destellos de su calidad en ciertas competiciones que ganó, no tuvo una larga carrera como deportista, retirándose a los 22 años después de varias lesiones. Las dificultades en su país durante la dictadura de Ceaucescu, hicieron que Nadia tuviera que emigrar a Estados Unidos, siendo acogida como ciudadana americana.
Un final deportivo prematuro para una gimnasta, que siempre tendrá un lugar de privilegio en el universo de las estrellas mundiales del deporte. Una mujer que fue capaz de demostrarle al mundo que la perfección es posible a base de esfuerzo y trabajo, llegando a la cima de este deporte consiguiendo el tan ansiado 10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario