Cada semana 10 preguntas para demostrarte a ti mismo cuanto sabes de deporte
1. ¿Cuántos puntos anotó Kobe Bryant para conseguir la segunda mejor marca de la historia?
2. ¿Cómo se llama el entrenador del Portland San Antonio?
3. ¿Quién posee el récord mundial de lanzamiento de jabalina?
4. ¿Cómo se llamaba el mítico portero de Interviu Boomerang que se retiró hace un par de temporadas?
5. ¿En qué deporte compiten los Chicago Cubs?
6. ¿Cómo se llama el más prestigioso creador de circuitos de F-1?
7. ¿Cuántas medallas logró David Cal en las últimas olimpiadas para el remo español?
8. ¿Cómo se llaman los gemelos americanos que hacen pareja de dobles en la Davis?
9. ¿Quién es el piloto con más mundiales de motociclismo en su haber?
10. ¿Quién falló el triple que permitió a España entrar en la final del Mundobasket 06?
De 0 a 3 aciertos - Empieza a empollar, que vas muy rezagado
De 4 a 7 aciertos - Tienes idea, pero hay que progresar
De 8 a 10 aciertos - Si, para tí el deporte es una pasión
miércoles, 18 de abril de 2007
UN NIÑO DISFRAZADO DE "JUGÓN"
La revista americana Slam, conocida popularmente como la biblia del baloncesto, ha realizado recientemente un reportaje a Ricky Rubio, una de las grandes promesas del deporte español, titulado “El mejor jugador de basket del que nunca has oído hablar”. Por su progresión, parece que pronto será conocido mundialmente, y su futuro está sin duda en la NBA. A sus 16 años, solo hubo otro jugador que levantó la misma expectación al otro lado del charco, y no es otro que Lebron James, “el elegido”.
Ricky juega actualmente en el DKV Joventut. Debutó en el equipo profesional en octubre de 2005, un día antes de cumplir los 15 años, siendo el jugador más joven en participar en nuestra liga. En la temporada 2003-2004, todavía jugaba con el equipo infantil de los de Badalona, y poco más de un año después, saltaba a la cancha con el primer equipo verdinegro para batir un record de precocidad en la ACB. Actualmente, es el segundo base del equipo, y perfectamente guiado por Aíto, va poco a poco, pasito a pasito creciendo y dispuesto a marcar una época en el baloncesto europeo y mundial.
Ricky es una base de 1.92, aunque presumiblemente crecerá algo más, con un descaro innato y una gran inteligencia, apoyada en una tremenda habilidad con el balón, que hacen de él un jugador diferente. Aunque las comparaciones son odiosas, ya han sido varios los que se han aventurado a encontrarle un cierto parecido a Magic Johnson en su juego, aunque todavía le queda mucho al catalán por recorrer para alcanzar al mítico jugador de los Lakers.
Ricky juega actualmente en el DKV Joventut. Debutó en el equipo profesional en octubre de 2005, un día antes de cumplir los 15 años, siendo el jugador más joven en participar en nuestra liga. En la temporada 2003-2004, todavía jugaba con el equipo infantil de los de Badalona, y poco más de un año después, saltaba a la cancha con el primer equipo verdinegro para batir un record de precocidad en la ACB. Actualmente, es el segundo base del equipo, y perfectamente guiado por Aíto, va poco a poco, pasito a pasito creciendo y dispuesto a marcar una época en el baloncesto europeo y mundial.
Ricky es una base de 1.92, aunque presumiblemente crecerá algo más, con un descaro innato y una gran inteligencia, apoyada en una tremenda habilidad con el balón, que hacen de él un jugador diferente. Aunque las comparaciones son odiosas, ya han sido varios los que se han aventurado a encontrarle un cierto parecido a Magic Johnson en su juego, aunque todavía le queda mucho al catalán por recorrer para alcanzar al mítico jugador de los Lakers.
Su momento de gloria llegó en el campeonato de Europa cadete de 2005. Lideró a la selección española al título en una espectacular final contra el combinado ruso tras dos prórrogas. Sus números en aquel partido son escalofriantes: 51 puntos, 24 rebotes y 12 asistencias. Pero aún así, es muy recomendable ver el partido para comprender porqué este “crío” de 15 años en aquellos momentos, va a ser una leyenda de este deporte. A falta de escasos segundos para concluir el partido, y con el marcador igualado, Rusia consiguió un triple que rompía las esperanzas del combinado español. Mientras el entrenador español, acudía a felicitar a su homónimo ruso, Ricky cogió el balón en su campo y lanzó un misil dirigido a la canasta contraria, encestando 3 puntos imposibles que mandaban el partido a la prórroga.
Cuando quedaban 28 segundos para concluir la primera prórroga, España tenía que sacar de banda. Ricky preguntó a su entrenador por la jugada que debía hacer. Su respuesta fue sencilla: “Haz lo que quieras, pero agota la posesión”. Al sacar de banda, el base español controló con el pecho y dejó botar el balón hasta que pasaron 5 segundos. El público sorprendido no sabía que significaba aquello. La explicación la encontramos en una regla de baloncesto que indica, que los 24 segundos de posesión comienzan cuando el jugador posee el balón, y el tiempo de partido cuando el jugador toca elesférico. Imagino que muchos profesionales no tendrán ni idea de esto, pero con 15 años, Ricky cumplió a la perfección las palabras de su entrenador, llevó el partido a la segunda prórroga, y consiguieron un título impensable, contra un equipo netamente superior gracias a un partido épico de un auténtico crack de la canasta.
Debemos irnos acostumbrarnos a que Ricky en un futuro cercano vaya rompiendo barreras de precocidad en todo aquello que se proponga. Solo pedimos que no se pierda por el camino un jugador llamado a hacer historia. Para ello, el DKV Joventut le ofrece un cuidado especial, sin dejarle dar entrevistas, y teniendo en cuenta cada detalle, para que cada paso hacia delante no le haga perder ni una pizca de ilusión, ambición ni humildad. En Badalona, un equipo con mucha tradición de cantera, está en buenas manos, antes de poner rumbo en los próximos años a la mejor liga del mundo.
sábado, 14 de abril de 2007
NADIA COMANECI: Un homenaje a la perfección
Nadia Comaneci supo retar a la humanidad demostrando que la perfección existe. Desde los 6 años que fue descubierta por Bela Karolyi haciendo piruetas en el patio de su colegio, uno de los mejores entrenadores de Rumania, comenzó a forjarse la leyenda de la mejor gimnasta de la historia.
El colofón a su exitosa carrera se produjo en las Olimpiadas de Montreal de 1976 logrando 5 medallas, 3 de ellas de oro. Con 14 años, 1.50 de estatura y 40 kilos de peso realizó una de las actuaciones individuales más brillantes que se recuerdan en la historia. Por primera vez en unos Juegos Olímpicos una gimnasta tuvo el honor de obtener una puntuación de 10 por parte de los jueces. Lo logró en barras paralelas asimétricas. Durante su carrera obtuvo este privilegio más de 20 veces, dejando unos registros en la gimnasia deportiva muy difíciles de igualar.
Como curiosidad, quedó para el recuerdo, el momento en el que el marcador reflejaba un 1.0, ya que no estaba preparado para registrar dos dígitos, ya que se creía imposible que se produjera una ejecución totalmente perfecta.
La fama a tan corta edad no fue buena consejera para Comaneci, que aunque fue capaz de dejar destellos de su calidad en ciertas competiciones que ganó, no tuvo una larga carrera como deportista, retirándose a los 22 años después de varias lesiones. Las dificultades en su país durante la dictadura de Ceaucescu, hicieron que Nadia tuviera que emigrar a Estados Unidos, siendo acogida como ciudadana americana.
Un final deportivo prematuro para una gimnasta, que siempre tendrá un lugar de privilegio en el universo de las estrellas mundiales del deporte. Una mujer que fue capaz de demostrarle al mundo que la perfección es posible a base de esfuerzo y trabajo, llegando a la cima de este deporte consiguiendo el tan ansiado 10.
El colofón a su exitosa carrera se produjo en las Olimpiadas de Montreal de 1976 logrando 5 medallas, 3 de ellas de oro. Con 14 años, 1.50 de estatura y 40 kilos de peso realizó una de las actuaciones individuales más brillantes que se recuerdan en la historia. Por primera vez en unos Juegos Olímpicos una gimnasta tuvo el honor de obtener una puntuación de 10 por parte de los jueces. Lo logró en barras paralelas asimétricas. Durante su carrera obtuvo este privilegio más de 20 veces, dejando unos registros en la gimnasia deportiva muy difíciles de igualar.
Como curiosidad, quedó para el recuerdo, el momento en el que el marcador reflejaba un 1.0, ya que no estaba preparado para registrar dos dígitos, ya que se creía imposible que se produjera una ejecución totalmente perfecta.
La fama a tan corta edad no fue buena consejera para Comaneci, que aunque fue capaz de dejar destellos de su calidad en ciertas competiciones que ganó, no tuvo una larga carrera como deportista, retirándose a los 22 años después de varias lesiones. Las dificultades en su país durante la dictadura de Ceaucescu, hicieron que Nadia tuviera que emigrar a Estados Unidos, siendo acogida como ciudadana americana.
Un final deportivo prematuro para una gimnasta, que siempre tendrá un lugar de privilegio en el universo de las estrellas mundiales del deporte. Una mujer que fue capaz de demostrarle al mundo que la perfección es posible a base de esfuerzo y trabajo, llegando a la cima de este deporte consiguiendo el tan ansiado 10.
BORG vs. MCENROE: El partido del siglo
Los grandes partidos vividos últimamente por Rafa Nadal y Roger Federer, nos llevan irremediablemente al pasado, a rememorar los grandes duelos entre dos ases de la raqueta, Bjorn Borg y John McEnroe, que revolucionaron el mundo del tenis.
Corría el año 1980 cuando Borg llegaba a su quinta final consecutiva de Wimbledon después de haber vencido en las cuatro anteriores. Su rival, un irreverente americano que en semifinales había desquiciado a jueces de silla y líneas por igual, John McEnroe. Los abucheos al estadounidense dejaron claro desde un principio con quien iba el público, pero no fueron un inconveniente para disfrutar de, quizás, el mejor partido de la historia del tenis, popularmente conocido como “El partido del siglo”.
McEnroe comenzó arrollador llevándose el primer set por un cómodo 6-1, pero el experto Borg resucitó para llevarse los dos siguientes no sin mucho sufrimiento. La cuarta manga acabó en un tie-break que milagrosamente cayó del lado de “Big Mac”, por un ajustadísimo 18-16, llevando el partido al quinto y definitivo set. Los dos jugadores sacaron su mejor tenis, pero la cabeza fría del sueco pudo con el pundonor y el carácter de McEnroe que cayó por 8-6 después de un choque eterno.
La rivalidad entre estos dos tenistas, únicamente en cauces meramente deportivos, supuso un duelo entre dos maneras de ver el tenis: la elegancia y la caballerosidad, frente al espíritu competividad y la fogosidad. Estos dos cracks del deporte volvieron a encontrarse en numerosas ocasiones, vengándose el americano de aquella amarga derrota, en el US Open de aquel mismo año y en la final de Wimbledon del año siguiente. McEnroe no fue condecorado con la insignia del “All England tennis club”, título que se le otorga a todo campeón del más prestigioso torneo de hierba, y en la prensa británica era ridiculizado continuamente, pero aún así, dejó su sello en la catedral del tenis mundial.
Hubo muchísimos partidos entre estos dos campeones, pero para la historia quedará siempre aquella final de 1980, donde el tenis rozó la perfección desde la primera bola hasta la última. Cinco sets de bolas de break, de saques rotos, que demostraron la belleza de este deporte y el encanto del mítico All England tennis club, el escenario idóneo para albergar el “partido del siglo”.
Corría el año 1980 cuando Borg llegaba a su quinta final consecutiva de Wimbledon después de haber vencido en las cuatro anteriores. Su rival, un irreverente americano que en semifinales había desquiciado a jueces de silla y líneas por igual, John McEnroe. Los abucheos al estadounidense dejaron claro desde un principio con quien iba el público, pero no fueron un inconveniente para disfrutar de, quizás, el mejor partido de la historia del tenis, popularmente conocido como “El partido del siglo”.
McEnroe comenzó arrollador llevándose el primer set por un cómodo 6-1, pero el experto Borg resucitó para llevarse los dos siguientes no sin mucho sufrimiento. La cuarta manga acabó en un tie-break que milagrosamente cayó del lado de “Big Mac”, por un ajustadísimo 18-16, llevando el partido al quinto y definitivo set. Los dos jugadores sacaron su mejor tenis, pero la cabeza fría del sueco pudo con el pundonor y el carácter de McEnroe que cayó por 8-6 después de un choque eterno.
La rivalidad entre estos dos tenistas, únicamente en cauces meramente deportivos, supuso un duelo entre dos maneras de ver el tenis: la elegancia y la caballerosidad, frente al espíritu competividad y la fogosidad. Estos dos cracks del deporte volvieron a encontrarse en numerosas ocasiones, vengándose el americano de aquella amarga derrota, en el US Open de aquel mismo año y en la final de Wimbledon del año siguiente. McEnroe no fue condecorado con la insignia del “All England tennis club”, título que se le otorga a todo campeón del más prestigioso torneo de hierba, y en la prensa británica era ridiculizado continuamente, pero aún así, dejó su sello en la catedral del tenis mundial.
Hubo muchísimos partidos entre estos dos campeones, pero para la historia quedará siempre aquella final de 1980, donde el tenis rozó la perfección desde la primera bola hasta la última. Cinco sets de bolas de break, de saques rotos, que demostraron la belleza de este deporte y el encanto del mítico All England tennis club, el escenario idóneo para albergar el “partido del siglo”.
miércoles, 4 de abril de 2007
RASTA ROCKETS: Una utopía helada
En Jamaica, un país conocido principalmente por el reggae, y su máximo exponente Bob Marley, comenzó en 1987 una aventura que daría mucho que hablar.
Se encontraban dos hombres de negocios americanos discutiendo en un bar de Kingston, Jamaica, cuando en los alrededores vieron a un grupo de isleños jugando con unos carros de madera artesanales, y compitiendo entre ellos. En ese instante George Fitch y William Maloney tuvieron una idea absurda pero genial, crear la selección jamaicana de bobsleigh.
Nadie se presentó a las pruebas para participar en esta aventura, pero el ejército reclutó a varios de sus miembros para comenzar este utópico sueño. Comenzó un entrenamiento largo y duro con vistas a las Olimpiadas de Calgary ´88, donde querían demostrarse a sí mismos que eran capaces de hacer un buen papel, y así entrar en la historia.
Su primera participación en unas Olimpiadas de invierno causó un tremendo revuelo en todo el mundo. Una selección jamaicana de bobsleigh sonaba a chiste, se concebía como contradictorio asociar un país caribeño con un deporte de invierno. La competición en sí concluyó cuando se produjo un tremendo choque que acabó con las ilusiones de los “reggae boys”. El orgullo permaneció intacto y todo el mundo supo apreciar su esfuerzo, pero ellos querían más.
Llegaron más Olimpiadas y el país caribeño fue un fijo en todas ellas, haciendo cada vez un papel más digno, por delante de superpotencias como Estados Unidos o la antigua URSS. El sueño se hizo realidad cuando en 2001 lograron ser campeones del mundo, consiguiendo así una hazaña que se antojaba imposible años atrás.
La simpatía que despierta este curioso combinado allá por donde va, provocó que a mediados de los 90, la Disney realizara una película sobre esta curiosa historia, titulada “Cool runnings”. Gracias a estos exóticos deportistas, otros muchos atletas han luchado por su sueño, conscientes de que no hay nada imposible en el mundo del deporte. Quien le iba a decir a George Fitch que aquel cálido día de 1987 en Kingston, cuando pronunció aquel escueto “¿Y por qué no?”, se estaba gestando una aventura, que 20 años más tarde todavía se recuerda por aquelos lares.
Se encontraban dos hombres de negocios americanos discutiendo en un bar de Kingston, Jamaica, cuando en los alrededores vieron a un grupo de isleños jugando con unos carros de madera artesanales, y compitiendo entre ellos. En ese instante George Fitch y William Maloney tuvieron una idea absurda pero genial, crear la selección jamaicana de bobsleigh.
Nadie se presentó a las pruebas para participar en esta aventura, pero el ejército reclutó a varios de sus miembros para comenzar este utópico sueño. Comenzó un entrenamiento largo y duro con vistas a las Olimpiadas de Calgary ´88, donde querían demostrarse a sí mismos que eran capaces de hacer un buen papel, y así entrar en la historia.
Su primera participación en unas Olimpiadas de invierno causó un tremendo revuelo en todo el mundo. Una selección jamaicana de bobsleigh sonaba a chiste, se concebía como contradictorio asociar un país caribeño con un deporte de invierno. La competición en sí concluyó cuando se produjo un tremendo choque que acabó con las ilusiones de los “reggae boys”. El orgullo permaneció intacto y todo el mundo supo apreciar su esfuerzo, pero ellos querían más.
Llegaron más Olimpiadas y el país caribeño fue un fijo en todas ellas, haciendo cada vez un papel más digno, por delante de superpotencias como Estados Unidos o la antigua URSS. El sueño se hizo realidad cuando en 2001 lograron ser campeones del mundo, consiguiendo así una hazaña que se antojaba imposible años atrás.
La simpatía que despierta este curioso combinado allá por donde va, provocó que a mediados de los 90, la Disney realizara una película sobre esta curiosa historia, titulada “Cool runnings”. Gracias a estos exóticos deportistas, otros muchos atletas han luchado por su sueño, conscientes de que no hay nada imposible en el mundo del deporte. Quien le iba a decir a George Fitch que aquel cálido día de 1987 en Kingston, cuando pronunció aquel escueto “¿Y por qué no?”, se estaba gestando una aventura, que 20 años más tarde todavía se recuerda por aquelos lares.
¿CUÁNTO SABES DE DEPORTE? (tu prueba semanal)
Cada semana 10 preguntas para demostrarte a ti mismo cuanto sabes de deporte
1. ¿En cuánto está el récord de los 100 metros lisos masculino?
2. ¿Quién ganó el Tour de Francia cuando Miguel Induráin luchaba por su sexto título?
3. ¿Quién está en todas las apuestas para ser el número 1 en el próximo draft de la NBA?
4. ¿En qué equipo juega la baloncestista española Amaya Valdemoro?
5. ¿Qué hermanos han jugado los últimos años en la selección española de voleibol?
6. ¿En qué equipo de la NFL fue pateador Angoy?
7. ¿En qué circuito falleció el mítico Ayrton Senna?
8. ¿Cómo se llama la pista central de Roland Garrós?
9. ¿A quién venció España en la final para lograr el mundial de balonmano?
10. ¿Cómo se llama el mejor jugador de rugby de la historia, nacido en Nueva Zelanda?
De 0 a 3 aciertos - Empieza a empollar, que vas muy rezagado
De 4 a 7 aciertos - Tienes idea, pero hay que progresar
De 8 a 10 aciertos - Si, para tí el deporte es una pasión
1. ¿En cuánto está el récord de los 100 metros lisos masculino?
2. ¿Quién ganó el Tour de Francia cuando Miguel Induráin luchaba por su sexto título?
3. ¿Quién está en todas las apuestas para ser el número 1 en el próximo draft de la NBA?
4. ¿En qué equipo juega la baloncestista española Amaya Valdemoro?
5. ¿Qué hermanos han jugado los últimos años en la selección española de voleibol?
6. ¿En qué equipo de la NFL fue pateador Angoy?
7. ¿En qué circuito falleció el mítico Ayrton Senna?
8. ¿Cómo se llama la pista central de Roland Garrós?
9. ¿A quién venció España en la final para lograr el mundial de balonmano?
10. ¿Cómo se llama el mejor jugador de rugby de la historia, nacido en Nueva Zelanda?
De 0 a 3 aciertos - Empieza a empollar, que vas muy rezagado
De 4 a 7 aciertos - Tienes idea, pero hay que progresar
De 8 a 10 aciertos - Si, para tí el deporte es una pasión
BE WATER MY FRIEND: Una vida en la piscina
Uno de los conjuntos que más alegrías ha dado al deporte español en las últimas décadas, ha sido sin duda la selección de waterpolo. Un gran bloque en el que destacaban por encima del resto dos figuras: Manel Estiarte y el portero Jesús Rollán.
Jesús tuvo la “relativa” suerte de lesionarse de los ligamentos, por lo que abandonó la práctica de otros deportes como fútbol o baloncesto, para zambullirse definitivamente en el mundo del waterpolo. Su carrera plagada de éxitos, tanto con sus distintos clubes como con la selección donde tuvo su punto culminante en las Olimpiadas.
De la mano de Joan Jané, el equipo fue capaz de lograr una medalla de plata en Barcelona ´92, para 4 años más tarde en Atlanta superarse a sí mismos, subiendo a lo más alto del cajón. Quien no recuerda ese tremendo morreo entre Estiarte y Rollán que dio la vuelta al mundo tras proclamarse campeones. Aquel partido contra Croacia está en el recuerdo de cualquier gran aficionado al deporte en España. En aquella misma competición, el waterpolista presentó a Urdangarín y a la infanta Cristina, colaborando así en el aumento de la natalidad en Zarzuela
Años más tarde, en un telemaratón de televisión para recaudar fondos, Rollán puso al servicio del programa su medalla de oro para que fuera subastada. Al ser preguntado sobre que precio le pondría él para iniciar la puja, su respuesta fue muy clara: “Decidirlo vosotros porque para mí su valor es incalculable”. Tantos años luchando por aquella medalla, que al final fue vendida al mejor postor por unos dos millones de pesetas.
Hace un año nos llegaba la noticia de la muerte del joven guardameta de 37 años, al suicidarse desde un balneario donde seguía distintas terapias. El mundo del deporte se volcó con un hombre que siempre iba por una sonrisa en la boca, con un hombre que hizo de su gorro rojo un compañero de viaje a lo largo y ancho de las piscinas del mundo, y que lo dio todo por el waterpolo. Para él, su vida deportiva lo era todo, por lo que al concluirla, no fue capaz de seguir adelante y nos dejó para siempre, dejando un legado de gran campeón a sus espaldas.
Jesús tuvo la “relativa” suerte de lesionarse de los ligamentos, por lo que abandonó la práctica de otros deportes como fútbol o baloncesto, para zambullirse definitivamente en el mundo del waterpolo. Su carrera plagada de éxitos, tanto con sus distintos clubes como con la selección donde tuvo su punto culminante en las Olimpiadas.
De la mano de Joan Jané, el equipo fue capaz de lograr una medalla de plata en Barcelona ´92, para 4 años más tarde en Atlanta superarse a sí mismos, subiendo a lo más alto del cajón. Quien no recuerda ese tremendo morreo entre Estiarte y Rollán que dio la vuelta al mundo tras proclamarse campeones. Aquel partido contra Croacia está en el recuerdo de cualquier gran aficionado al deporte en España. En aquella misma competición, el waterpolista presentó a Urdangarín y a la infanta Cristina, colaborando así en el aumento de la natalidad en Zarzuela
Años más tarde, en un telemaratón de televisión para recaudar fondos, Rollán puso al servicio del programa su medalla de oro para que fuera subastada. Al ser preguntado sobre que precio le pondría él para iniciar la puja, su respuesta fue muy clara: “Decidirlo vosotros porque para mí su valor es incalculable”. Tantos años luchando por aquella medalla, que al final fue vendida al mejor postor por unos dos millones de pesetas.
Hace un año nos llegaba la noticia de la muerte del joven guardameta de 37 años, al suicidarse desde un balneario donde seguía distintas terapias. El mundo del deporte se volcó con un hombre que siempre iba por una sonrisa en la boca, con un hombre que hizo de su gorro rojo un compañero de viaje a lo largo y ancho de las piscinas del mundo, y que lo dio todo por el waterpolo. Para él, su vida deportiva lo era todo, por lo que al concluirla, no fue capaz de seguir adelante y nos dejó para siempre, dejando un legado de gran campeón a sus espaldas.
POULIDOR: El eterno segundón
Raymond Poulidor ha sido uno de los mejores ciclistas de la historia, pero el destino quiso que fuera coetáneo en los años 60 y 70 de dos leyendas de este deporte, como Jacques Anquetil, su principal rival, y Eddie Merckx, ambos pentacampeones del Tour de Francia. Esta desgracia provocó que durante ocho años, el ciclista francés subiera al podio de la ronda gala, pero nunca al escalón más alto.
Sus tres segundos puestos y sus cinco terceros en los campos Elíseos han creado una leyenda alrededor del ciclista, que ha pasado a la historia como “El eterno segundón”. La mala suerte le jugó malas pasadas, y nunca pudo sentir en sus carnes la sensación de llevar el maillot amarillo de líder, tan característico del Tour. En el primer prólogo de la historia de la carrera francesa, tuvo el maillot en sus manos, pero apareció el vasco Errandonea en el último instante para robárselo in extremis.
A pesar de tanta desdicha en la ronda francesa, Poulidor es uno de los deportistas galos más populares, y su palmarés es envidiable, con 189 victorias, 7 de ellas en el Tour de Francia. Pero su mayor logro fue la Vuelta Ciclista a España de 1964, donde se quitó la espinita y subió a lo más alto del podio, donde deben estar los auténticos campeones, dejando por una vez a un lado la frase de que “el segundo puesto es el primero de los perdedores”.
Sus tres segundos puestos y sus cinco terceros en los campos Elíseos han creado una leyenda alrededor del ciclista, que ha pasado a la historia como “El eterno segundón”. La mala suerte le jugó malas pasadas, y nunca pudo sentir en sus carnes la sensación de llevar el maillot amarillo de líder, tan característico del Tour. En el primer prólogo de la historia de la carrera francesa, tuvo el maillot en sus manos, pero apareció el vasco Errandonea en el último instante para robárselo in extremis.
A pesar de tanta desdicha en la ronda francesa, Poulidor es uno de los deportistas galos más populares, y su palmarés es envidiable, con 189 victorias, 7 de ellas en el Tour de Francia. Pero su mayor logro fue la Vuelta Ciclista a España de 1964, donde se quitó la espinita y subió a lo más alto del podio, donde deben estar los auténticos campeones, dejando por una vez a un lado la frase de que “el segundo puesto es el primero de los perdedores”.
martes, 3 de abril de 2007
LEWIS HAMILTON: Un sueño hecho realidad
Hijo de un inmigrante trinitense en busca de un futuro mejor, la vida de Lewis Hamilton no ha sido nada sencilla. A comienzos de 1985, nacía en Inglaterra el “Tiger Woods” de los circuitos. El sacrificio de su padre por satisfacer las aficiones de su hijo, permitió que a los 10 años, Lewis comenzara a competir en carreras menores de karting, donde conquistó sus primeros títulos.
Con 11 años, en una gala automovilista, Hamilton pidió un autógrafo a Ron Dennis, el mandamás de Mclaren y le preguntó con un descaro impropio de su edad, que si algún día podría correr para él. La respuesta fue muy clara: “Llámame dentro de nueve años”. Y no hicieron falta tantos, porque fue el propio Dennis el que fue a por el corredor, cuando su progresión en karting era ya muy notable.
Así empezó la relación casi paterno-filial de Dennis y Hamilton, que todavía sigue muy vigente. Tras un tiempo formando parte de las jóvenes promesas de Mclaren-Mercedes, decidió probar suerte en distintas categorías, para lograr tarde o temprano su objetivo final de llegar a la Fórmula-1. En todas las competiciones en las que participó fue uno de los destacados, por lo que tras hacerse con el título de GP2, el segundo escalón de este deporte, estaba preparado para dar el salto final.
Su día de gloria llegó en el primer Gran Premio de esta temporada en Australia. En un mundo cada vez más interracial, hemos tenido que esperar hasta 2007 para que un piloto de raza negra debute en la Fórmula 1. Hamilton no le da más importancia al asunto: “Para mí no significa mucho ser el primer piloto de color, pero para el deporte en sí mismo significa mucho”. Aquel histórico día, Hamilton consiguió entrar en el podio codeándose con dos pilotos de la talla de Raikonnen, y el actual campeón, Alonso, su compañero de equipo. Desde 1996 un debutante no subía al podio en su primera carrera.
Seguro que su primera dedicatoria sería para su familia: su padre, que renunció a todo por cumplir el sueño de su hijo, su hermano paralítico, todo un ejemplo para Lewis por las ganas de vivir que transmite a sus allegados, y todos las personas de color del mundo, que pueden ver en Hamilton un modelo a seguir, para poder romper las barreras que todavía quedan en nuestra sociedad.
Con 11 años, en una gala automovilista, Hamilton pidió un autógrafo a Ron Dennis, el mandamás de Mclaren y le preguntó con un descaro impropio de su edad, que si algún día podría correr para él. La respuesta fue muy clara: “Llámame dentro de nueve años”. Y no hicieron falta tantos, porque fue el propio Dennis el que fue a por el corredor, cuando su progresión en karting era ya muy notable.
Así empezó la relación casi paterno-filial de Dennis y Hamilton, que todavía sigue muy vigente. Tras un tiempo formando parte de las jóvenes promesas de Mclaren-Mercedes, decidió probar suerte en distintas categorías, para lograr tarde o temprano su objetivo final de llegar a la Fórmula-1. En todas las competiciones en las que participó fue uno de los destacados, por lo que tras hacerse con el título de GP2, el segundo escalón de este deporte, estaba preparado para dar el salto final.
Su día de gloria llegó en el primer Gran Premio de esta temporada en Australia. En un mundo cada vez más interracial, hemos tenido que esperar hasta 2007 para que un piloto de raza negra debute en la Fórmula 1. Hamilton no le da más importancia al asunto: “Para mí no significa mucho ser el primer piloto de color, pero para el deporte en sí mismo significa mucho”. Aquel histórico día, Hamilton consiguió entrar en el podio codeándose con dos pilotos de la talla de Raikonnen, y el actual campeón, Alonso, su compañero de equipo. Desde 1996 un debutante no subía al podio en su primera carrera.
Seguro que su primera dedicatoria sería para su familia: su padre, que renunció a todo por cumplir el sueño de su hijo, su hermano paralítico, todo un ejemplo para Lewis por las ganas de vivir que transmite a sus allegados, y todos las personas de color del mundo, que pueden ver en Hamilton un modelo a seguir, para poder romper las barreras que todavía quedan en nuestra sociedad.
CURLING: La petanca sobre hielo
El curling podíamos considerarlo como la “petanca sobre hielo”. Este deporte nació en Escocia en el siglo XVI, donde se practicaba sobre los lagos helados. Así la Federación internacional de curling se encuentra en este país, aunque ya ha sido exportado a numerosos países como Estados Unidos, Suecia, Suiza y Canadá, donde el primer club deportivo creado en el país fue el “Royal Montreal Curling Club”. En España este deporte no ha sido relevante hasta finales del siglo XX, estando todavía en “pañales” respecto a otros países.
El curling se juega en una pista de hielo, en la que 4 jugadores por equipo tienen el objetivo de acercar una piedra de unos 20 kg, hacia la diana que se encuentra al final del pasillo. En cada entrada, la piedra que se encuentre más cerca del centro puntuará, y al final de las 8 entradas se hace un recuento de los puntos. La curiosidad del deporte recae en que, para acelerar o frenar la piedra, cada equipo dispone de varios cepillos que derriten el hielo para deslizarla mejor sobre el pasillo.
Este deporte también destaca por la caballerosidad existente entre sus jugadores por lo que los árbitros apenas intervienen, porque los dos equipos casi siempre acaban poniéndose de acuerdo. La regla que más llama la atención refleja que el vencedor debe invitar al equipo al que derrota a una consumición, en un acto de auténtico “fairplay”.
En 1998 se disputó en Nagano la primera competición olímpica de curling, después de haber sido deporte de exhibición en varias Olimpiadas previas. Canadá, Suiza y Suecia han estado en la élite en los últimos años, pero pronto tendrán duros rivales, ya que este deporte poco a poco va contando con nuevos adeptos a lo largo del mundo.
El curling se juega en una pista de hielo, en la que 4 jugadores por equipo tienen el objetivo de acercar una piedra de unos 20 kg, hacia la diana que se encuentra al final del pasillo. En cada entrada, la piedra que se encuentre más cerca del centro puntuará, y al final de las 8 entradas se hace un recuento de los puntos. La curiosidad del deporte recae en que, para acelerar o frenar la piedra, cada equipo dispone de varios cepillos que derriten el hielo para deslizarla mejor sobre el pasillo.
Este deporte también destaca por la caballerosidad existente entre sus jugadores por lo que los árbitros apenas intervienen, porque los dos equipos casi siempre acaban poniéndose de acuerdo. La regla que más llama la atención refleja que el vencedor debe invitar al equipo al que derrota a una consumición, en un acto de auténtico “fairplay”.
En 1998 se disputó en Nagano la primera competición olímpica de curling, después de haber sido deporte de exhibición en varias Olimpiadas previas. Canadá, Suiza y Suecia han estado en la élite en los últimos años, pero pronto tendrán duros rivales, ya que este deporte poco a poco va contando con nuevos adeptos a lo largo del mundo.
lunes, 2 de abril de 2007
VALENTINO Y LA POLLERÍA INVISIBLE
Estaba Valentino Rossi en Tavullia, su ciudad natal, preparando un partido entre solteros y casados. En ese instante se les ocurrió poner un patrocinador inventado en las camisetas para parecer más profesionales. Así nació el mito de la “Pollería Osvaldo”. Meses después, al ganar en Montmeló, un aficionado del club de fans de Valentino, saltó a la pista vestido de pollo para continuar con la farsa, y se montó en la moto de “Il Dottore” para dar la vuelta de honor, iniciando así esta leyenda que ha traído más de un dolor de cabeza a los periodistas.
¿Pero existe esa pollería o no existe? Esta pregunta que muchos de los aficionados al motociclismo se han hecho más de una vez, tiene una respuesta sencilla, aunque a algunos les haya costado más de un disgusto descubrirlo. Un periodista de la RAI acudió a Tavullia en busca del famoso Osvaldo. Entre los amigos de Rossi le llevaron a una granja y le hicieron creer que el dueño de la pollería estaba allí, cuando en realidad todo fue una tomadura de pelo, que dejó en ridículo al pobre reportero.
Las últimas noticias de esta curiosa pollería, las hemos tenido cuando Valentino negociaba su contrato de patrocinio. El invisible Osvaldo le hizo una supuesta oferta en la que le imponía varias condiciones para invertir en Yamaha. La más curiosa obligaba al italiano a correr con botas que parecieran las patas del pollo.
Il Dottore, ese gran corredor, nos demuestra que se puede ser el mejor y a la vez pasártelo en grande, montando espectáculos para animar al personal que acude fielmente a los circuitos. Desde “Rossi y los siete enanitos” cuando ganó su séptimo entorchado, hasta un traje de preso cuando estuvo varias semanas sin vencer, el 46 no para de sorprendernos. ¿Qué será lo siguiente?
¿Pero existe esa pollería o no existe? Esta pregunta que muchos de los aficionados al motociclismo se han hecho más de una vez, tiene una respuesta sencilla, aunque a algunos les haya costado más de un disgusto descubrirlo. Un periodista de la RAI acudió a Tavullia en busca del famoso Osvaldo. Entre los amigos de Rossi le llevaron a una granja y le hicieron creer que el dueño de la pollería estaba allí, cuando en realidad todo fue una tomadura de pelo, que dejó en ridículo al pobre reportero.
Las últimas noticias de esta curiosa pollería, las hemos tenido cuando Valentino negociaba su contrato de patrocinio. El invisible Osvaldo le hizo una supuesta oferta en la que le imponía varias condiciones para invertir en Yamaha. La más curiosa obligaba al italiano a correr con botas que parecieran las patas del pollo.
Il Dottore, ese gran corredor, nos demuestra que se puede ser el mejor y a la vez pasártelo en grande, montando espectáculos para animar al personal que acude fielmente a los circuitos. Desde “Rossi y los siete enanitos” cuando ganó su séptimo entorchado, hasta un traje de preso cuando estuvo varias semanas sin vencer, el 46 no para de sorprendernos. ¿Qué será lo siguiente?
EL SUMO: Una tradición milenaria
El sumo es considerado el deporte nacional de Japón desde su nacimiento hace más de cuatro siglos. A lo largo de su historia ha ido conservando distintas costumbres que se mantienen en la actualidad. Desde los cintos (mawashi) a los curiosos moños (oicho), pasando por el sistema de categorías y la ceremonia religiosa previa.
Este deporte en esencia es bastante simple. Dos luchadores tienen como objetivo sacar a su oponente del dohyo (círculo) o que toque el suelo con cualquier parte de su cuerpo a excepción de los pies. Antes del combate, se produce un ritual en el que los adversarios se ponen de cuclillas y se miran a los ojos, tirando sal al aire para purificar el círculo. La lucha en sí generalmente dura pocos segundos, aunque en ocasiones puede alargarse varios minutos.
La caballerosidad es un rasgo primordial de sumo. Apenas hay malos modos ni excesivos gesto de alegría cuando se vence. La decisión del árbitro, que viste con traje típico de guerrero japonés, es sagrada sea correcta o no. Para muchos este deporte es casi una religión o un modo de vida. Durante los seis torneos importantes que se celebran al año, el país se paraliza para homenajear a sus guerreros nacionales.
A los luchadores de sumo se les asigna una categoría dependiendo de sus resultados. Las principales son sekiwake, ozeki y sobre todo, yokozuna. Los afortunados que consiguen ser yokozunas no pueden ser ya privados de ese honor, aunque se da por hecho que cuando sus resultados no sean los adecuados rechazará a su puesto, retirándose de la profesionalidad. Solo 67 luchadores han llegado a este rango en toda la historia. Algunos de ellos héroes nacionales en el páis del sol naciente como Kitanoumi, Takanohana, y dos de lo últimos, Musashimaru y Akebono, los dos únicos extranjeros capaces de entrar en el tradicional deporte japonés. Nacidos en Samoa y Hawai respectivamente, estos dos luchadores, han abierto nuevas puertas a este deporte. La globalización también ha sido capaz de llegar al sumo y el honor de ser yokozuna ya no queda solo reservado para los deportistas nacionales.
En España, solo las retransimisiones de Eurosport, nos acercan este curioso deporte milenario, que para los japoneses es mucho más que un simple juego en el que hay que sacar al adversario de un círculo. La historia de su propio país está reflejada en cada combate, en cada gesto y en cada movimiento que se da dentro del dohyo. Esperemos que este deporte siga respetando al pasado como lo hace en la actualidad.
Este deporte en esencia es bastante simple. Dos luchadores tienen como objetivo sacar a su oponente del dohyo (círculo) o que toque el suelo con cualquier parte de su cuerpo a excepción de los pies. Antes del combate, se produce un ritual en el que los adversarios se ponen de cuclillas y se miran a los ojos, tirando sal al aire para purificar el círculo. La lucha en sí generalmente dura pocos segundos, aunque en ocasiones puede alargarse varios minutos.
La caballerosidad es un rasgo primordial de sumo. Apenas hay malos modos ni excesivos gesto de alegría cuando se vence. La decisión del árbitro, que viste con traje típico de guerrero japonés, es sagrada sea correcta o no. Para muchos este deporte es casi una religión o un modo de vida. Durante los seis torneos importantes que se celebran al año, el país se paraliza para homenajear a sus guerreros nacionales.
A los luchadores de sumo se les asigna una categoría dependiendo de sus resultados. Las principales son sekiwake, ozeki y sobre todo, yokozuna. Los afortunados que consiguen ser yokozunas no pueden ser ya privados de ese honor, aunque se da por hecho que cuando sus resultados no sean los adecuados rechazará a su puesto, retirándose de la profesionalidad. Solo 67 luchadores han llegado a este rango en toda la historia. Algunos de ellos héroes nacionales en el páis del sol naciente como Kitanoumi, Takanohana, y dos de lo últimos, Musashimaru y Akebono, los dos únicos extranjeros capaces de entrar en el tradicional deporte japonés. Nacidos en Samoa y Hawai respectivamente, estos dos luchadores, han abierto nuevas puertas a este deporte. La globalización también ha sido capaz de llegar al sumo y el honor de ser yokozuna ya no queda solo reservado para los deportistas nacionales.
En España, solo las retransimisiones de Eurosport, nos acercan este curioso deporte milenario, que para los japoneses es mucho más que un simple juego en el que hay que sacar al adversario de un círculo. La historia de su propio país está reflejada en cada combate, en cada gesto y en cada movimiento que se da dentro del dohyo. Esperemos que este deporte siga respetando al pasado como lo hace en la actualidad.
domingo, 1 de abril de 2007
UN SALTO DE LEYENDA
El 23 de los Bulls ha sido el más grande, un jugador total. Nunca destacó especialmente por sus mates, pero aquella primavera de 1987, los espectadores de Seattle asistieron al nacimiento de un salto hecho leyenda. Desde la línea de tiro libre, y con el balón en su mano derecha, sobrevoló la zona para llegar a machacar de una manera sobrenatural.
Al año siguiente, en otro concurso memorable contra Dominique Wilkins, también volvió a realizar esta obra de arte, quizás en la mejor competición de todos los tiempos.
Su característica lengua demostraba que aquello iba a ser un mate recordado por siempre. Muchos otros lo han intentado, pero siempre dan el salto un paso más adelante, porque el original solo fue posible gracias a un extraterrestre, venido de otro mundo para hacernos disfrutar del mejor baloncesto del mundo. I love this game!!!
LA CANASTA DE FERRÁNDIZ
La sección de baloncesto del Real Madrid jugaba una eliminatoria de Copa de Europa a mediados de los 60. El equipo español viajaba a Varese con la consigna de sacar algo positivo y si no era posible, de traerse los mínimos puntos en contra para sentenciar en la capital. El partido contra el Ignis anduvo igualado durante los cuarenta minutos, llegándose a los últimos segundos con el marcador empatado. Entonces, el entrenador madridista Pedro Ferrándiz pidió tiempo muerto a falta de cuatro segundos.
Los blancos solo tenían a 5 jugadores disponibles, ya que el resto habían sido eliminados por faltas, incluyendo a su pívot titular Clifford Luyk. Del quinteto superviviente, la mayoría estaban cargados de faltas y se preveía una prórroga complicada, en la que los merengues tendrían difícil salir ilesos sin un saco de puntos en contra. En ese instante, la privilegiada mente de Ferrándiz entró en acción…
El Madrid sacó el balón de banda y Alocén anotó en su propia canasta por orden de su entrenador, perdiendo así solamente de dos puntos. Los árbitros no tuvieron más opción que concederla pese a lo extraño de la jugada. Todo el público celebró la canasta que daba la victoria a su equipo, pero a los pocos instantes se dieron cuenta de la maniobra del conjunto blanco, y el enfado provocó que los visitantes tuvieron que salir del campo con protección policial.
En la vuelta, el Ignis acabó sucumbiendo ante el poderío de los merengues, que así consiguieron solventar esta difícil eliminatoria. A partir de entonces, las canastas en propia dejaron de ser permitidas, por lo que “la canasta de Ferrándiz” como es conocida, será la única para siempre.
Los blancos solo tenían a 5 jugadores disponibles, ya que el resto habían sido eliminados por faltas, incluyendo a su pívot titular Clifford Luyk. Del quinteto superviviente, la mayoría estaban cargados de faltas y se preveía una prórroga complicada, en la que los merengues tendrían difícil salir ilesos sin un saco de puntos en contra. En ese instante, la privilegiada mente de Ferrándiz entró en acción…
El Madrid sacó el balón de banda y Alocén anotó en su propia canasta por orden de su entrenador, perdiendo así solamente de dos puntos. Los árbitros no tuvieron más opción que concederla pese a lo extraño de la jugada. Todo el público celebró la canasta que daba la victoria a su equipo, pero a los pocos instantes se dieron cuenta de la maniobra del conjunto blanco, y el enfado provocó que los visitantes tuvieron que salir del campo con protección policial.
En la vuelta, el Ignis acabó sucumbiendo ante el poderío de los merengues, que así consiguieron solventar esta difícil eliminatoria. A partir de entonces, las canastas en propia dejaron de ser permitidas, por lo que “la canasta de Ferrándiz” como es conocida, será la única para siempre.
JAVIER OTXOA, UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN
Nos situamos en julio del 2000. Lance Amstrong, seguía con su tiranía en el pelotón que duraría varios años más, hasta conseguir sus 7 Tours. Aquel día frío y lluvioso, las montañas de los Pirineos, escribirían en letras de oro, el nombre de Javier Otxoa. En una etapa épica, y tras 160 kilómetros de fuga, fue capaz de aguantar en los últimos repechos, el ataque de Amstrong que llegaba desde atrás como una moto. Al final, el americano dejó casi sentenciado el Tour, pero el español consiguió una victoria memorable en Hautacam, para guardar en los libros de grandes momentos del deporte de nuestro país.
Un año más tarde, y mientras Javier preparaba la Vuelta a España con su hermano Ricardo, un conductor arrolló a los dos ciclistas, dejando en coma a Javier durante varios meses, y sesgando la vida del otro Otxoa. Tras una dura recuperación, y con numerosas secuelas, Javier Otxoa decidió volver a subirse a una bicicleta.
Todo un ejemplo de superación personal, Javier no volvería a pisar las duras rampas del Tour de Francia, pero le esperaban muchos retos deportivos en su nueva vida de ciclista paralímpico. Numerosas medallas ha dado a nuestro deporte en diversas competiciones, desde Juegos Olímpicos a Campeonatos de Europa, y como él dice: “Aunque tengo muchas secuelas, me puedo considerar una persona afortunada”.
Nominado a los próximos premios Laureaus, los Oscars del deporte, y con su vida en un telefilme, que pronto será estrenada en el cine, a Javier todavía le quedan muchos kilómetros por recorrer y muchas alegrías por dar a nuestro deporte, pero aunque haya tenido la suerte de ser una persona conocida y contar con diversas ayudas, tiene muy claro que para ser el mejor hay que darlo todo: “Aquí nadie te regala nada. O aprietas el culo, o no consigues medalla”. Esta misma filosofía es la que ha seguido a lo largo de su trágica vida para poder seguir adelante en los duros momentos.
Un año más tarde, y mientras Javier preparaba la Vuelta a España con su hermano Ricardo, un conductor arrolló a los dos ciclistas, dejando en coma a Javier durante varios meses, y sesgando la vida del otro Otxoa. Tras una dura recuperación, y con numerosas secuelas, Javier Otxoa decidió volver a subirse a una bicicleta.
Todo un ejemplo de superación personal, Javier no volvería a pisar las duras rampas del Tour de Francia, pero le esperaban muchos retos deportivos en su nueva vida de ciclista paralímpico. Numerosas medallas ha dado a nuestro deporte en diversas competiciones, desde Juegos Olímpicos a Campeonatos de Europa, y como él dice: “Aunque tengo muchas secuelas, me puedo considerar una persona afortunada”.
Nominado a los próximos premios Laureaus, los Oscars del deporte, y con su vida en un telefilme, que pronto será estrenada en el cine, a Javier todavía le quedan muchos kilómetros por recorrer y muchas alegrías por dar a nuestro deporte, pero aunque haya tenido la suerte de ser una persona conocida y contar con diversas ayudas, tiene muy claro que para ser el mejor hay que darlo todo: “Aquí nadie te regala nada. O aprietas el culo, o no consigues medalla”. Esta misma filosofía es la que ha seguido a lo largo de su trágica vida para poder seguir adelante en los duros momentos.
LOS 100 METROS MÁS LARGOS DE LA HISTORIA
Eric Moussambani, se convirtió en los Juegos Olímpicos de Sydney en una estrella mediática. Su proeza, realizar los 100 metros libres en un tiempo fuera de lo común. Tardó más de dos minutos cuando el record del mundo no sobrepasa los 50 segundos, y hasta los nadadores de 200 metros lo superarían con facilidad.
Eric la anguila, como se le empezó a conocer en los medios de comunicación, nació en Guinea Ecuatorial en 1978. Desde siempre fue aficionado al deporte, pero la natación no llamó a su puerta hasta 8 meses antes de la cita olímpica. Sus primeras brazadas fueron en ríos repletos de caimanes, pero su ilusión de estar en una Olimpiada, le llevaron a viajar a Guinea para entrenarse en una piscina de 22 metros, en unas condiciones ínfimas.
Llegó el momento de acudir a Sydney. El glamour de la inauguración, contrastaba con las dificultades de Moussambani y muchos otros africanos para llegar hasta allí. Cuando el guineano vio por primera vez la piscina olímpica no salió de su asombro, y de su boca solo salió un escueto “No puedo”, que reflejaba su estado de ánimo.
Las invitaciones para promover que los deportistas del Tercer Mundo participen en este tipo de eventos, habían llevado a tres nadadores a luchar por un puesto en las eliminatorias de la élite. Dos de ellos realizaron una salida nula y fueron eliminados, por lo que Moussambani solo tuvo que llegar a la meta en solitario para conseguir entrar en el Olimpo de los profesionales.
La primera serie clasificatoria se convertiría en un espectáculo para todos los asistentes al Aqua Centre de Sydney. Se dio el pistoletazo de salida, y todos los competidores nadaban en un puño buscando una gran marca que les diera el pase a la siguiente ronda. Todos menos uno, ya que Eric luchaba por salir a la superficie, y con un estilo similar al perrito de los niños que aprenden a nadar, retaba a la propia piscina con el único objetivo de llegar sano y salvo a la meta. Con todo el público volcado, animando al guineano, y tras 112,72 segundos, se pudo cumplir la proeza. Sus primeras declaraciones no dejaron dudas de lo complicado de la carrera: "Los últimos quince metros han sido muy difíciles". Por méritos propios, Eric entró en la historia como el nadador más lento en unos Juegos Olímpicos, desbancando al húngaro Guttman que tardó 90 segundos en las Olimpiadas de 1896.
Desde ese momento, Eric Moussambani se convirtió en todo un ídolo de masas, la gente le conocía más que a muchos nadadores profesionales. Su vida cambió radicalmente y en su país, era el héroe nacional. Un problema de visado le impidió acudir a Atenas 2004, para demostrar al mundo que había mejorado sus registros en más de un minuto. No pudimos verlo, pero para el recuerdo quedará aquel tiempo de 112,72 segundos que dio la vuelta al mundo.
Eric la anguila, como se le empezó a conocer en los medios de comunicación, nació en Guinea Ecuatorial en 1978. Desde siempre fue aficionado al deporte, pero la natación no llamó a su puerta hasta 8 meses antes de la cita olímpica. Sus primeras brazadas fueron en ríos repletos de caimanes, pero su ilusión de estar en una Olimpiada, le llevaron a viajar a Guinea para entrenarse en una piscina de 22 metros, en unas condiciones ínfimas.
Llegó el momento de acudir a Sydney. El glamour de la inauguración, contrastaba con las dificultades de Moussambani y muchos otros africanos para llegar hasta allí. Cuando el guineano vio por primera vez la piscina olímpica no salió de su asombro, y de su boca solo salió un escueto “No puedo”, que reflejaba su estado de ánimo.
Las invitaciones para promover que los deportistas del Tercer Mundo participen en este tipo de eventos, habían llevado a tres nadadores a luchar por un puesto en las eliminatorias de la élite. Dos de ellos realizaron una salida nula y fueron eliminados, por lo que Moussambani solo tuvo que llegar a la meta en solitario para conseguir entrar en el Olimpo de los profesionales.
La primera serie clasificatoria se convertiría en un espectáculo para todos los asistentes al Aqua Centre de Sydney. Se dio el pistoletazo de salida, y todos los competidores nadaban en un puño buscando una gran marca que les diera el pase a la siguiente ronda. Todos menos uno, ya que Eric luchaba por salir a la superficie, y con un estilo similar al perrito de los niños que aprenden a nadar, retaba a la propia piscina con el único objetivo de llegar sano y salvo a la meta. Con todo el público volcado, animando al guineano, y tras 112,72 segundos, se pudo cumplir la proeza. Sus primeras declaraciones no dejaron dudas de lo complicado de la carrera: "Los últimos quince metros han sido muy difíciles". Por méritos propios, Eric entró en la historia como el nadador más lento en unos Juegos Olímpicos, desbancando al húngaro Guttman que tardó 90 segundos en las Olimpiadas de 1896.
Desde ese momento, Eric Moussambani se convirtió en todo un ídolo de masas, la gente le conocía más que a muchos nadadores profesionales. Su vida cambió radicalmente y en su país, era el héroe nacional. Un problema de visado le impidió acudir a Atenas 2004, para demostrar al mundo que había mejorado sus registros en más de un minuto. No pudimos verlo, pero para el recuerdo quedará aquel tiempo de 112,72 segundos que dio la vuelta al mundo.
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